Soria

Un cazador cambia el día de caza por salvar la vida de un corzo enganchado a una valla

El cérvido, que presentaba un atípico trofeo de tres cuernos con sus respectivas rosetas, muy apreciado por los corceros, pudo ser devuelto al medio sin sufrir daño alguno.


  liberar corzo
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Imágenes como estas demuestran a aquellos que intentan dañar la imagen de la caza y estigmatizar al colectivo.

El cazador libera al corzo de su prisión solamente con sus manos y sujetándolo con la fuerza de sus piernas para que no pueda producirse ningún daño. A sabiendas de los peligros que esto conlleva, bien sabidos para los conocedores de la fauna salvaje, de sufrir un derrote o una patada por parte del animal, como ha ocurrido en esta ocasión, y que le ha producido al cazador un hematoma en la parte posterior de una de sus piernas.

El cazador salva la vida al corzo

La suerte se cruzó en el camino de este corzo macho de tres años al abulense Miguel Angel García que había salido de caza el jueves 8 de abril junto a su compañero Alex Pradas, propietario de la Taxidermia Pradas.

Miguel es un apasionado de la caza mayor y menor y de los perros. Durante la mañana de rececho a los corzos, en una finca de Soria, se percató del comportamiento anómalo de dos hembras de corza que se hallaban junto a un sembrado y que, pese a que habían advertido su presencia, se resistían a abandonar el lugar en el que se encontraban, como si algo las retuviera.

Oyó unos lamentos que le decían que algo ocurría

El cazador pudo oír en la lejanía los quejidos de un animal que se lamentaba, delatando que algo extraño le ocurría.

Al acercarse a la zona Miguel pudo ver cómo un corzo había quedado atrapado por su cuerna al intentar alimentarse de una siembra en una alambrada que delimitaba los terrenos del acotado. Sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar en el que se hallaba el animal con la intención de liberarlo. Para evitar cualquier tipo de percance descargó su rifle y lo situó lejos del cérvido.

Con decisión lo sujetó con todas sus fuerzas, pese a las patadas que intentaba propinarle el cérvido, y únicamente con sus manos, al carecer de cualquier tipo de herramienta. Después de grandes esfuerzos logró salvar su vida.

Un deseado trofeo

Se trataba de un corzo de tres años de atípico trofeo, un sueño para cualquier corcero. Presentaba tres cuernos con sus respectivas rosetas. El asta que salía de la parte posterior de su cráneo era de menor tamaño que las otras dos, como si fuera de un corzo de primer año según el cazador.

Pese a tratarse de un codiciado trofeo, el cazador antepuso la ética de la caza y sus principios al deseo de tener entre sus capturas a este extraño corzo, mostrando una vez más la verdad de la caza.

Al liberarlo se despidió de él diciéndole, «Ojalá nos volvamos a encontrar».

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En las imágenes, durante cuatro minutos, es posible ver cómo los perros rodean al animal sin hacerle daño. Entonces, intervienen estos aficionados que, con mimo y maña, salvan la vida del animal, que habría fallecido de no ser por ellos.

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